jueves, 3 de diciembre de 2009

30 años sin el Gasometro.


Es posible imaginar las mansas y resignadas posturas y también rebeldes y violentas reacciones contra un hecho que produjo una profunda herida en el espiritu sanlorencista.

El partido lo jugaron San Lorenzo y Boca Juniors y correspondia a la decimo cuarta jornada del torneo Nacional. Terminó con un empate sin goles, como no podia ser de otra manera. Incluso Hugo Gatti le atajo un penal a Hugo Coscia cuando estaba a punto de cumplirse el primer cuarto de hora de juego. La recaudación no se dio a conocer. El arbitro fue Teodoro Nitti. Ninguno de los dos equipos pudo clasificarse para la fase decisiva del campeonato.

"Lucharon los dos; jugaron solamente Gatti y Hugo Pena, y por momentos Rocha. Un balance muy pobre que le da fuerza definitiva al juicio; el fútbol de San Lorenzo y Boca no podía clasificarse. San Lorenzo, aun con diez hombres (había sido expulsado Collavini a los dos minutos de la segunda parte), estuvo en el área (lo que no significa que haya sabido atacar) mas veces que su rival, pero en el resumen final mostró la misma impotencia que Boca para llegar al gol", comento la revista El Grafico.

El popular semanario deportivo ni siquiera publicó una fotografía del encuentro, y la que ilustraba el pequeño comentario en la página dedicada a la síntesis de la jornada era de un archivo con una imagen de Gatti en La Bombonera.

A San Lorenzo lo dirigia un hombre formado en el club y en ese estadio: el narigón, Carlos Salvador Bilardo, y el equipo formo con Walter Corbo, Orlando Pellegrino Ruiz, Hugo Pena, Miguel Gette, Carlos Daniel Schamberger, Ricardo Collavini, Osvaldo Rinaldi, Ruben Insua, Hugo Coscia, Victor Marchetti y Mario Rizzi.

Terminó el partido, las tribunas se desalojaron rapidamente y varios hinchas se concentraron en los alrededores de los vestuarios. Medio perdido entre ellos estaba el actor italiano Lando Buzzanca, a quien unos amigos lo habian invitado a pasar una tarde futbolera de domingo en Buenos Aires, donde estaba promocionando una de sus películas.

Existía la sensación de que esa había sido una tarde rara. Que algo se rompía, que una historia entrañable llegaba a su fin, y los que nada sabían de lo que había ocurrido en los últimos días en las reuniones de la comisión directiva, temían lo peor y se fueron a sus casas con gran angustia. Carlos Ferreira fue el periodista de El Grafico que estuvo aquella vez en la cancha. "Hubiera sido una noticia importante anunciar esa semana que le habían bajado la cortina al Gasómetro, pero no era asi. Estabamos enterados de muy buena fuente que la decisión no se había tomado", dijo. "Si la noticia era que el Gasómetro se había cerrado para siempre, imaginate, iba en la tapa de la revista, pero había algo que nos impedía presentarlo asi. En San Lorenzo nadie lo confirmaba y sabíamos que existía una gran resistencia por parte de varios dirigentes. Nostros tampoco queríamos que una cosa asi sucediera, aunque eran pocas las dudas sobre la irreversible clausura que se produjo un tiempo despues", añadió Ferreira.

"No pasa nada todavía. Son todos rumores. Todos creen saber más que los directivos sobre lo que va a pasar aquí. Aun queda la alternativa de que no nos movamos del Gasómetro. Hablan del levantamiento del estadio y toda no esta todo dicho", dijo el entonces vicepresidente Juan Jose Passo en aquella misma jornada.

En diciembre, el sol se esconde muy tarde, y esa nochecita se hacia interminable. Los que no se conformaban con lo escuchado hasta ahí cruzaron la calle y continuaron hablando del asunto dentro y en las veredas de los bares que estaban enfrente, en las esquinas de la Avenida La Plata con las calles Avelino Diaz y Santander.

Se hizo de noche y seguían firmes en esos lugares. Temían irse, sentían que alguien se iba a llevar todo cuando el antiguo estadio de hierro y madera quedara vacio y sin custodia. Una versión periodística no publicada al dia siguiente del partido sino un buen tiempo después indicó que numerosos hinchas, supuestamente enterados del cierre del Gasómetro, se llevaron de todo aquella noche: maderas, ladrillos, chapas, bulones, etc.

Pero no es cierto, según afirmaciones coincidentes de periodistas, dirigentes y empleados del club presentes en el estadio en esa aplastante jornada. Los recuerdos que muchos simpatizantes fueron a buscar al club los obtuvieron entre 1980 y 1982, cuando el Gasómetro ya no se utilizaba y el desguace y la demolición eran inevitables.

Durante esos dos años, tenues esperanzas de recuperación se renovaron de vez en cuando, pero nada las sustentaba.

El fin llegó de la mano de sucesivas dirigencias irresponsables, faltas de visión, sumado a las miserias de la política interna.

Y lo peor de todo, sentir que buena parte de la responsabilidad es de sanlorencistas. Tampoco debemos olvidar, por supuesto, la decisiva acción de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, especialmente durante la intendencia (de facto) del Brigadier Cacciatore.

Años después, una vez vendidos los terrenos, el estadio y todo el club construído a su alrededor fue demolido. San Lorenzo perdió prácticamente toda presencia física en Boedo.

Muchos, propios y extraños, habrán pensado que esta historia estaba terminada. Se equivocaron. Pudieron demoler al Gasómetro, pudieron eliminar el club de Avenida La Plata Pudieron lograr que el dolor paralice al sentimiento y que la resignación adormezca los sueños durante muchos años.

Pero no consiguieron que los cuervos olvidemos quienes somos, no consiguieron que renunciemos al lugar de grandeza que nos exige nuestra historia. No lograron confundirnos con slogans baratos ni convencernos de que un club grande no tiene que tener arraigo con lugar alguno. No lograron impedir que revisemos nuestra historia para proyectar el San Lorenzo que queremos para nuestros hijos.

Y entonces la lucha comenzó y no se va a detener hasta que volvamos a ser locales en Av. La Plata 1700.

Con amarguras, con miserias, con una dirigencia que sólo toma la causa de la vuelta demagógicamente, pero también con hitos como la recuperación de los 4500 m2 del predio de Mármol y Salcedo que ya son parte de la historia de San Lorenzo de Almagro.

Y con la satisfacción de ver que el tema de la vuelta está totalmente instalado y que entonces muchos cuervos sueñan con reconstruir un gran club en Boedo, como aquel que el Padre Massa y tantos otros levantaron.

La vuelta a Avenida La Plata es posible. No tenemos ninguna duda al respecto. El día en que los cuervos en lo más profundo de nuestro corazón lo decidamos nadie podrá detener nuestro regreso a Boedo.

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