Fue un golpe, “el” golpe en un universo nuevo al que sus rulos afro todavía están terminando de adaptarse. Pero no un golpe de gracia. Mientras el grueso de sus compañeros esperaban en Uruguay el partido de ida ante River por la Sudamericana, una de las personas que integra el equipo de gente que ayuda y contiene tanto a él como a su compatriota Evans, se le acercó y le explicó que había sido reemplazado en la lista de buena fe de la Copa para hacerle lugar, en una operación relámpago, a Nelson Benítez.
Dicen los que conocen a Félix Orode que, a partir de allí, pasó sus días más complicados desde que arribó a Boedo. Fue poco más de una semana en la que anduvo pinchado y ni sus más cercanos en el plantel (los pibes, que lo cobijaron en la pretemporada de Colonia) lo lograron levantar. Es que el nigeriano, de 19 años, se sintió desplazado, sobre todo, porque la noticia oficial no le llegó de parte del cuerpo técnico. No le duró mucho la mufa, y no tuvo nada que ver con que, antes de la sorpresiva eliminación santa ante River de Montevideo, existía la chance cierta de que, frente a la resistencia de la FIFA para habilitar a Benítez, ya había consultas para que el moreno retuviera la casaca 25 en la lista. Sí con una cuestión de espíritu. “Sé que, cuando me venga la oportunidad, estoy seguro de que Dios me va a ayudar para que no salga más del equipo”, le contó a sus íntimos su confianza. Confianza que llama la atención si se tiene en cuenta que, siendo el primer refuerzo que arribó a San Lorenzo para la presente temporada, es el único que no debutó. Ni siquiera habiendo ido al banco, por ejemplo, en el 3-0 a Cienciano en el Bajo Flores, con la chapa puesta desde el inicio del segundo tiempo, o habiendo calentado el asiento en el 3-2 a Tigre en Victoria con una alineación ultra alternativa.
¿Por qué Orode todavía no ha visto acción oficial a pesar de generar una atracción peculiar en el público y de haber mostrado aptitudes tanto en la pretemporada como en los tres partidos que disputó en Reserva? Esa es la incógnita que ronda el club, más allá de que los resultados positivos la empujaran a un segundo plano. La pregunta se potencia ante las ausencias de Leandro Romagnoli, por lesión, y de Sebastián González, afectado a la Selección Sub 17. Y con las buenas prestaciones en los preliminares ante Racing (gestó un penal y dio una asistencia para el 3-2 final) y Chacarita (casi hace un gol de chilena). Si bien no se alumbró como el nuevo Pelé, dejó argumentos para apuntar. La situación, incluso, provocó la semana pasada rumores de una posible partida a fin de año. Pequeño detalle: apenas llegó, hubo un pago inicial de 80.000 dólares a través del cual el Ciclón se aseguró el 40% de su ficha (otro 40% es del grupo inversor; el 20% restante, de su representante). Y el tema no es tan radical. “Lo quieren llevar de a poco. Está en un fútbol distinto al que se está acoplando, pero no quiere decir que no interesa”, fue la respuesta que recibió su entorno ante la consulta a gente con peso en el club.
A pesar del meneo, Orode está contento con la aventura. Tanto que, por ejemplo, cuando fue consultado, a través de su representante, si estaba en condiciones de ser convocado por su selección para el Mundial Sub 20 que se disputó en Egipto (Nigeria quedó eliminada en primera fase; sólo ganó un partido: 5-0 a Tahití), le avisó a Samson Siasia, su técnico (y aquél volante que le convirtió a Argentina en el 2-1 del Mundial 94, último partido de Maradona en la Selección), que prefería quedarse peleando un puesto en San Lorenzo. Además, le prometieron que, en los próximos días, dejaría el hotel de Chacarita para vivir en un departamento en la zona de Belgrano. Y hasta con su compinche Evans ya se empezó a animar a moverse sin compañía. El delantero sí podría partir en diciembre. Perjudicado por el cupo de extranjeros, cuando llegaron sus papeles, jamás pudo pasar de un picado con el Selectivo. Ahora se evalúa la chance de un préstamo para que pueda mostrarse. A pesar de saber que la suya es una pelea que requerirá de paciencia, Orode, en cambio, confía en dar “su” golpe.
Dicen los que conocen a Félix Orode que, a partir de allí, pasó sus días más complicados desde que arribó a Boedo. Fue poco más de una semana en la que anduvo pinchado y ni sus más cercanos en el plantel (los pibes, que lo cobijaron en la pretemporada de Colonia) lo lograron levantar. Es que el nigeriano, de 19 años, se sintió desplazado, sobre todo, porque la noticia oficial no le llegó de parte del cuerpo técnico. No le duró mucho la mufa, y no tuvo nada que ver con que, antes de la sorpresiva eliminación santa ante River de Montevideo, existía la chance cierta de que, frente a la resistencia de la FIFA para habilitar a Benítez, ya había consultas para que el moreno retuviera la casaca 25 en la lista. Sí con una cuestión de espíritu. “Sé que, cuando me venga la oportunidad, estoy seguro de que Dios me va a ayudar para que no salga más del equipo”, le contó a sus íntimos su confianza. Confianza que llama la atención si se tiene en cuenta que, siendo el primer refuerzo que arribó a San Lorenzo para la presente temporada, es el único que no debutó. Ni siquiera habiendo ido al banco, por ejemplo, en el 3-0 a Cienciano en el Bajo Flores, con la chapa puesta desde el inicio del segundo tiempo, o habiendo calentado el asiento en el 3-2 a Tigre en Victoria con una alineación ultra alternativa.
¿Por qué Orode todavía no ha visto acción oficial a pesar de generar una atracción peculiar en el público y de haber mostrado aptitudes tanto en la pretemporada como en los tres partidos que disputó en Reserva? Esa es la incógnita que ronda el club, más allá de que los resultados positivos la empujaran a un segundo plano. La pregunta se potencia ante las ausencias de Leandro Romagnoli, por lesión, y de Sebastián González, afectado a la Selección Sub 17. Y con las buenas prestaciones en los preliminares ante Racing (gestó un penal y dio una asistencia para el 3-2 final) y Chacarita (casi hace un gol de chilena). Si bien no se alumbró como el nuevo Pelé, dejó argumentos para apuntar. La situación, incluso, provocó la semana pasada rumores de una posible partida a fin de año. Pequeño detalle: apenas llegó, hubo un pago inicial de 80.000 dólares a través del cual el Ciclón se aseguró el 40% de su ficha (otro 40% es del grupo inversor; el 20% restante, de su representante). Y el tema no es tan radical. “Lo quieren llevar de a poco. Está en un fútbol distinto al que se está acoplando, pero no quiere decir que no interesa”, fue la respuesta que recibió su entorno ante la consulta a gente con peso en el club.
A pesar del meneo, Orode está contento con la aventura. Tanto que, por ejemplo, cuando fue consultado, a través de su representante, si estaba en condiciones de ser convocado por su selección para el Mundial Sub 20 que se disputó en Egipto (Nigeria quedó eliminada en primera fase; sólo ganó un partido: 5-0 a Tahití), le avisó a Samson Siasia, su técnico (y aquél volante que le convirtió a Argentina en el 2-1 del Mundial 94, último partido de Maradona en la Selección), que prefería quedarse peleando un puesto en San Lorenzo. Además, le prometieron que, en los próximos días, dejaría el hotel de Chacarita para vivir en un departamento en la zona de Belgrano. Y hasta con su compinche Evans ya se empezó a animar a moverse sin compañía. El delantero sí podría partir en diciembre. Perjudicado por el cupo de extranjeros, cuando llegaron sus papeles, jamás pudo pasar de un picado con el Selectivo. Ahora se evalúa la chance de un préstamo para que pueda mostrarse. A pesar de saber que la suya es una pelea que requerirá de paciencia, Orode, en cambio, confía en dar “su” golpe.
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